Cuenta la leyenda que el ocho de septiembre de 1612, hace más de 400 años, fue avistada la Virgen de la Caridad en las aguas de la bahía de Nipe, muy cerca del lugar conocido como Morales en Mayarí.
El imaginario popular enriqueció la historia y convirtió a la figura en Patrona religiosa de los cubanos. Aunque el asiento de esta deidad tiene como centro hoy al Santuario del Cobre, en la provincia de Santiago de Cuba, fue en Nipe y Barajagua donde se tejieron sus primeros mitos de milagros.
La fuerza espiritual alcanzada por la Virgen en el país hizo que las autoridades patrimoniales declararán como monumento nacional los sitios vinculados a ella. El primero en recibir esta condición fue precisamente Cayo la Virgen, en el municipio de Mayarí.
El lugar, ubicado en las Playas de Morales, a unos 7 kilómetros del poblado rural de Cosme Batey, no es realmente un cayo. Al parecer fue llamado así porque queda ligeramente aislado cuando sube la marea.
Se trata de un peñón donde actualmente descansa una cruz y la imagen de la Virgen, acompañados de un arbusto de mangle rojo.
Lamentable es que el sitio está prácticamente abandonado y la depredación humana llegó hasta allí para liquidar, literalmente hablando, la tarja que describe la trascendencia del monumento.
Para llegar hasta Cayo la Virgen hay que transitar primero por caminos difíciles, colmados de ganado. Como antesala se perciben primero tres salinas naturales y los frutos jugosos de la pitahaya, una novedad en el lugar.
La playa de Morales tiene arenas oscuras y en sus inmediaciones abundan los cangrejos azules, muy demandados entre los vecinos de Cosme. Al llegar allí es común disfrutar de un espectáculo natural hermoso que tiene en el centro de la mirada al cayo Obispo y al otro lado al cayo Francés.
La riqueza que acompaña al mito de la Virgen de la Caridad es sinónimo de identidad cultural entre los cubanos, forma parte de ese imaginario diverso que se mezcla con los aportes aborígenes, africanos, españoles, chinos, jamaicanos, árabes y muchos más.
Mejorar el entorno donde surgieron estas historias de vida, es responsabilidad común, al tiempo que recae en el sectorial de cultura local un mejor entendimiento de lo que ello representa, para lograr así sostener la identificación de este peculiar monumento nacional.
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